sábado, 21 de noviembre de 2009

versos de una niña que dibuja



son cinco latidos en este cuerpo
uno para cada sentido
cuando cae la noche y se arrima el día
veo tu figura asomando los aullidos
que alguna vez me dejaron quieta en el rincón
del
pasado

el primero es silencio
casi antiguo en las cavernas
el segundo tiene premura de salir corriendo
escapando de l/oscuro
cuando intento el tercero me quedo entre las
sábanas gimiendo


a cada uno de los que faltan casi no los cuento
se quedan al costado como esperando el turno
de ser percibidos



esta mañana tuve dolores agudos
en las piernas
más tarde
no pude sentirlas de nuevo

se vuelan las cartas

de las manos corredizas

palabras se escapan

quedan cinco

miedo corazón lunar azulejo rejilla

combinadas pueden ser distintas

tengo corazón de miedo en la rejilla que asoma por el lunar de mi azulejo

o podría decir

la rejilla del miedo lunar alcanza para el corazón de azulejo

o simplemente matarlas

no/miedo ni sangre ni corazón sin rejillas

lunar de azulejo roto

lejos el mar son de mejillas

en la mirilla del modo nuevo

¿por qué deben usar siempre pantalones?

¿los muchachos en las plazas y en las iglesias?

¿en las casas y en los funerales?

¿en los cumpleaños y en las universidades?

¿cuál es tu peso ideal?

¿estás en forma?

¿cuál es tu forma?

¿qué te forma?

¿los ideales?

¿las camisas y la suela de tus zapatos?

¿el perfume de tu cocina?

¿el cabello brillante y las uñas limpias?

¿un producto renovador del cuerpo entero?


los pisos en declive atraen el agua podrida

de callejones ocultos

las cañerías que se rompen y la luz que se corta

hecatombe antes del aullido

del silencio final

parabrisas enloquecidos con el viento

y algunas canciones en mis oídos anticipando

el climax de la naturaleza

¿por qué siempre pagar con dinero?

de ladrillos las casas

de carne la comida



una vez le pusieron Lucía a una gallina que tenía en casa, era mi mascota preferida.

al mes la cocinaron para la cena…

nunca más comí carne mía o ajena


en las llantas se pegan clavos oxidados

por el sol

o la lluvia

corroe la naturaleza si no la seguimos

pasos agigantados van comiendo el destino

esto parece el Apocalipsis

es que la transmutación viene después del desperdicio

los pechos hervidos de leche nueva

piden auxilio por salir

son mariposas a las que se le asoman

las alas en cárceles opuestas

romper a veces es rearmar el pasado

solucionar los olvidos

reencontrar el verso

utilizar acciones secuestradas por la costumbre

y descabellarlas en la esquina

extirparle de dentro las entrañas,

dar vuelta la bolsa de encimas

mutar el camino

cruzar otras veredas y fatigarse

de cambio de renovación de limpieza

sacudir el bolso del cerebro en los contenedores

comerse los miedos

extirpar las constantes


sublevarse ante la quietud de la muerte


transformar el agua en vino

para alimentar la alegría

y las quinientas heridas

canjearlas por bienvenidas

ser ya es bastante

a veces escondido en la ultratumba de las evasiones

las piernas ahora son alas

transparentes alas azules

cubiertas de hendijas

durarán poco

la lluvia trae presagios nuevos y enteros

con el pegamento recién puesto

húmedo aún de risas y caricias

para lavar los sueños

las pesadillas


intuitivamente reconozco el olor de la tierra cuando pide al cielo el agua

cuando se viene la tormenta

y es lejano el abismo


los perros no quieren cruzar

el tren se avecina inesperadamente repleto de ojos y propinas

en una ventana la mano de una niña dibuja

lo nuevo

Es sombra de mentiras

eugenia hadandoniou

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