domingo, 19 de diciembre de 2010

En (el) cuerpo

lo pequeño esconde la eternidad
la soledad y mis manos
íntimos recorridos del camino
la vida dibujada en el cuerpo que silencioso
indica por donde pasar
mi gata lame las cornisas de pieles trasmutadas
rotas en el cambio
cuesta cerrar cosas
sentir ese vacío
comienzo /final:
unidos por el hilo de lo infinito
naturaleza sustancia materia forma
átomos que se concretan
¿de qué se arma un cuerpo nuevo, ingresado al
universo?
del pasado de su alma?
las elecciones de los padres?
la nueva cama?

en mis espaldas
un alma vuela y se desintegra
pedacitos de presencia escapan
la música lejana de un piano que sin tocar suena
infinitas unidades de distancia

morder lo que está en observación
o las oportunidades de salir del pozo y dejarse
enterar
lo que está enfrente /no vemos
la marca que dejan las mordidas se cierran/ igual
afectan
se manifiestan los dientes flojos: caen
(significan la proximidad de la muerte
en 30 años o 30 días dependiendo del intérprete)
encerrada en mi cuarto es mejor:
una gata no duerme
para acompañar la noche

en mi mano la vida
tomo el aire y desaparece
canales que indican el recorrido
de un suspiro o el lamento
la risa burlándose de los misterios
en lo pequeño lo grande
síntesis de la existencia
arriba es abajo
y los lados no existen
o se mutan
por los debajos del tiempo
circunferencias bien sabidas
en las manos el cuerpo, en los pies el camino.

los nacimientos y las muertes nos acercan
amanecer/atardecer cuánto se parecen
como mirar a través de siestas y encontrar el
mundo manifestado
el centro de la tormenta es cosmoscaos verde
redondo silencio

cada componente una ruta a seguir
una espacio conquistable donde se pierde la existencia
las tristezas en las axilas
rincón de las entrañas
los olvidos y las canciones
las metas los corazones rotos
amores amigos lloviznas temblores

a veces tengo la sensación de que el cuerpo se va
solo, a dar una vuelta
o como humo /desvanece
partícula del Ser

las alegrías en las comisuras. como dije: en la fracción
se encierra la unidad
pero el tiempo me come lento y no deja que escape a sus
tercas ganas de tirarme todo por el piso o el balcón.
mi gata maulla pidiendo al insomnio que me deje tranquila
para resguardarse en mi cansancio.

muerdo mis dedos escupiéndolos
sacarlos de su órbita que oscila entre quedarse o
trascender
tengo fijación con mis muertos que no dejan en
paz los rincones de mi cabeza
incrustados en los cabellos enredados cual piojos
que comen la sangre que me queda
el tiempo muerde la espera
circular paso que arrasa

el residuo de la dicha se instala en las ojeras
desamores en las caderas
vestigio oculto de pasados que trazan la ruta
registros que no queremos ver
la vida devuelve las penas al cosmos para solucionarlas
o tirarlas al tacho de basura

¿de qué se arma un cuerpo viejo?
de los silencios perpetuos?
las invocaciones?

elevo una oración por las personas pasadas presentes
futuras
que surcan la médula
todos somos uno en la inmensa noche del regreso a
la fase primera

Por momentos miro por la ventana y el airecito
que se viene lindo me recuerda que las cosas
solas vuelven a su lugar cuando lo encuentran



PUBLICADO en la revista/objeto El Elefante Rosado Nº 12
en venta en la librería del Museo Caraffa

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