Hay ropa en los rincones
cuerpos derramados sin vida
sucias pelusas los rodean en las esquinas como si el viento atrapara espíritus y llenara
los sacos y las camisas
se quedan ahí, perennes como desmayados en el piso
antes eran habitados por vidas que se despojaron de la vergüenza de llevarlos
montones de medias cual insectos estampan el paisaje del cuarto
la vida escandalosa que llevo
los olvidados en la soledad de los teclados las pantallas las pastillas los cuchillos navajas las moscas la cama sábanas mugrientas desoladas colchas agujas usadas eternos filos de silencio
siguen ahí
persiguiéndome los ojos de los muertos
en la sillas colgadas quedan vestidos vacíos
y tengo que salir a la vida
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